Este 15 de mayo, como otros
tantos, el magisterio de muchos lados del país celebrará su día protestando por
múltiples situaciones laborales. También, como tantas veces, los maestros serán
acusados por los distintos medios de “flojos, seudomaestros....”, y de tantos
otros calificativos que se nos endosan cada vez que protestamos. Recientemente,
la legislación en materia laboral se recrudeció para los docentes, al grado de
que un maestro puede perder su plaza en caso de faltar “injustificadamente”
cuatro días seguidos.
Es importante, sin embargo, que
la sociedad conozca la situación laboral del magisterio en su
conjunto, y realmente se informe. El sueldo base de un docente de escuela
regular (de cuatro horas y media), por ejemplo, apenas rebasa los 250 pesos diarios en la
Ciudad de México (con todo y prestaciones). Los maestros de jornada ampliada, por
su parte, obtenemos una compensación que
aumenta nuestras percepciones, pero no de manera importante.
La situación administrativa del
magisterio desde siempre se ha sostenido en una estructura que no permite
ningún incremento de manera inmediata; no existe, por ejemplo, un sistema de
estímulos a la puntualidad, la regularidad en la asistencia, ni mucho menos que
compense el tiempo trabajado fuera del horario oficial (como existen en
cualquier empresa las horas extras). Menos aún existe un sistema que compense el
desempeño o el rendimiento de los docentes. Ni siquiera existen los
tradicionales bonos de fin de año, que tienen muchas dependencias públicas y
empresas para sus trabajadores.
La situación económica y laboral
del magisterio es crítica desde hace muchos años. Con la llegada de la actual administración,
las condiciones de trabajo de los maestros han empeorado. Desapareció, por
ejemplo, Carrera Magisterial, que aun y cuando presentaba muchos obstáculos y
problemas, era realmente el único instrumento de promoción laboral para los
maestros. Las nuevas disposiciones oficiales en esta materia son realmente
absurdas, pues pretenden lograr un mejor rendimiento laboral a través de
medidas intimidatorias, sanciones y castigos.
En años recientes se han
publicado y difundido distintos materiales a través de los cuales se quiere
responsabilizar a los maestros de los pésimos resultados del país en materia
educativa. La película “De panzazo”, es un buen ejemplo de cómo se ha
evidenciado al magisterio calificándosenos de “flojos, incapaces e
irresponsables”. Lo que esta película no hace es profundizar en todos los
factores que inciden en los bajos resultados escolares, ni en la manera en como
el Estado actual ha abordado estos asuntos desde hace muchos años.
Si alguna duda cabe sobre la
situación laboral del magisterio, sería conveniente revisar estos datos de la
OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) de 2013;
según esta institución internacional, a la que por cierto recurren mucho las
administraciones actuales, un maestro argentino de educación básica percibía en
ese año un sueldo mensual de 1375 dólares (unos 23 mil pesos al cambio actual);
un maestro chileno 1750 dólares (poco más de 29 mil pesos), frente a los menos
de 500 dólares que gana un maestro mexicano en promedio actualmente.
La comparación frente a nuestras
naciones no latinoamericanas resulta abrumadora; Corea del Sur 2334 dólares
(poco más de 39 mil pesos); Finlandia 2500 dólares (poco más de 42 mil pesos);
España 3000 dólares (que representan 51 mil pesos), Estados Unidos 3167 dólares
(que son casi 54 mil pesos). Y ni que decir de los profesores de Luxemburgo,
que son los mejores pagados, con poco más de 9000 mil dólares mensuales (poco
más de 153 mil pesos). Uruguay, un país con graves problemas económicos
actualmente, paga incluso más a sus maestros que el gobierno mexicano (unos 870
dólares mensuales, algo así como 15 mil pesos mexicanos).
En algún otro documento de la
OCDE, que publicaremos más adelante, se puede apreciar como las percepciones de
los maestros si influyen en su desempeño, como es el caso de cualquier
trabajador. Quien se siente debidamente recompensado en su salario, valorado
socialmente, y con una expectativa importante de vida, puede rendir mejor que
quien no lo está. El día de ayer, el Secretario de Educación Pública hizo dos
anuncios sobre el día del maestro: en primer lugar, que el incremento que se
otorga anualmente al magisterio será para 2016 del 3.15% (algo así como 120
pesos quincenales, ni siquiera suficientes para un kilo de carne), y que en
esta semana los maestros que paren serán cesados automáticamente a partir del
cuarto día que falten a sus labores. Ustedes saquen sus conclusiones.
Señores padres de familia y
alumnos: valoren a sus maestros y aprécienlos, este y todos los días del año
escolar, porque esa satisfacción es fundamental en nuestro trabajo. Y sobre
todo agradézcanles que, a pesar de trabajar con sueldos raquíticos y con la
amenaza constante de perder el trabajo, sigan
acudiendo todos los días a dar su mejor esfuerzo por nuestros niños. No es mentira:
todos tenemos que agradecerle algo de lo mejor que tenemos o somos a un maestro (o
maestra). Gracias y felicidades a todos nuestros maestros y maestras.